miércoles, 16 de junio de 2010

IV Paso de la Serie Camino a la Recuperacion (Parte III)

CÓMO OBTENER EL PERDÓN DE DIOS:
1. No suplique. No tiene que suplicar a Dios que le perdone. El quiere perdonarle de antemano. Dios quiere perdonarle más de lo que usted desea pedirle perdón. El es un Dios perdonador. No tiene que suplicar.
2. No negocie. No diga, “Si tan solamente me perdonas, nunca haré esto otra vez.” Si esa es su área de debilidad, probablemente está fingiendo. No tiene que negociar con Dios para obtener Su perdón. No tiene que suplicar.
3. No soborne. No diga, “Dios si me perdonas, te prometo hacer muchas cosas buenas. Iré a la iglesia, diezmaré, haré esto o aquello...” Solamente crea. Crea que El le perdonará. Cuando libremente admitimos que hemos pecado, descubrimos que Dios es completamente confiable. El perdona nuestro pecado y nos limpia completamente de toda maldad. Admitir. “Admitir” es una palabra griega de donde obtenemos la palabra “confesar.” Y en la palabra admitir hay un significado parecido (como la leche homogenizada) y un significado de palabra, “palabra” o emblema. Significa hablar lo mismo. Admitir, o confesar, significa hablar lo mismo acerca del tema en lista del que Dios habla. Yo digo, “Dios, estás en lo cierto, esto está mal.” Eso es lo significa confesar. Simplemente significa decir, Dios, es cierto, esto está mal. Estar de acuerdo con Dios. Lo base para el perdón es que El es completamente confiable. Es la naturaleza de Dios. Pero usted dice, “Si hago esa lista tu no sabes lo que va a estar en esa lista, lo sé. Y nunca podré ser perdonado por eso.” Usted está equivocado.
Como pastor, ya nada me sorprende. Lo he escuchado todo.. No hay pecado en el cual pueda pensar que yo no haya escuchado ya y que alguien me lo haya dicho personalmente. Y cada vez que he conducido a las persona a este paso, he visto cambios dramáticos en sus vidas. Cada vez en particular. No hay pecado tan malo, tan grande. Hace poco, una mujer, que no es miembro de esta iglesia, vino a mi oficina, y dijo, “Estoy deprimida, he estado en cama por semanas, y no tengo energía para salir de la cama y seguir viviendo.” Al estar hablando con ella dije, “¿Hay algo de lo que verdaderamente se arrepienta en su vida?” Ella comenzó a sacarlo todo, Si, su esposo viaja, tuvo un romance y quedó embarazada y tuvo un aborto y nunca se lo ha dicho. Le expliqué
como Jesucristo dijo, “Yo puedo perdonar y puedo limpiarte de cada pecado.” Ella dijo, “Es que simplemente no parece justo. Alguien tiene que pagar por mi pecado.” Yo dije, “Alguien lo ha hecho. Su nombre es Jesucristo. Es por eso que El murió en la cruz. Y El murió por ese pecado y cualquier otro que haya confesado y entregado y los que vaya a confesar también.” Humildemente venimos a Dios y decimos, Pida perdón a Dios. Isaías 1:18, “No importa cuan profunda sea la mancha de sus pecados, puedo quitarla y dejarla tan limpia como nieve fresca recién caída.” Eso es a lo que llamo un versículo barra de jabón. Los detergentes siempre están jactándose de quien puede sacar las manchas profundas. Dios dice, “No importa cual sea la mancha, yo puedo quitarla.”
4. Admitir mis faltas a otra persona. Dios dice que esto es absolutamente esencial para su recuperación. Santiago 5:16 “Admitan sus faltas, unos a otros y oren unos por otros para que puedan ser sanados.” ¿Cómo somos sanados? Admitiendo nuestras faltas unos a otros. ¿Por qué tengo que involucrar a otra persona en esto? ¿Por qué no simplemente lo admito ante Dios? ¿Por qué no simplemente oro por esto, hago una lista, hablo con Dios al respecto? ¿Pero, porqué necesito hablar con otra persona? Porque la raíz de nuestro problema es relacional. Nos mentimos unos a otros. Nos engañamos unos a otros. Somos deshonestos unos otros. Nos ponemos máscaras. Pretendemos tener todo bajo control. Pero no es así. Y negamos nuestros verdaderos sentimientos, y jugamos. Eso nos aísla unos de otros y eso impide la intimidad. Terminamos viviendo con vergüenza y nos hace inseguros. Si ellos verdaderamente supieran la verdad acerca de mí, no me amarían. Me rechazarían. Así que nos enfermamos. Estoy tan enfermo como mis secretos. Los secretos a los que me adhiero son los secretos que me enferman. Dios dice que revelar nuestros sentimientos es el comienzo de la sanidad. Si
usted no hace eso, entre más lo esconda, más grande se vuelve, usted lo exagera internamente. Pero lo sorprendente de esto es, cuando arriesga ser honesto con una persona, de repente, este sentimiento de libertad viene a su vida. Se da cuenta que todos tienen problemas y a menudo tienen los mismos que usted tiene. Usted lo admite a una persona. Todos necesitan una persona. Usted no necesita más de una, pero por lo menos necesita una persona en la vida con la que pueda ser totalmente honesta. ¿Por qué? Hay algo terapéutico en esto. Es la forma de Dios para liberarnos. ¿Simplemente salgo y anuncio mis pecados a todo el mundo? No. Decirlo a la persona incorrecta puede ser un gran problema. Usted no tiene que simplemente salir e indiscriminadamente contar sus problemas. NO!!
¿A quién se lo digo?
1. Alguien en quien confíe. Alguien quien pueda mantenerlo en secreto, que no sea un delator y quien tenga reputación de ser confidencial. No necesita decirlo a alguien y que la próxima semana todo mundo lo sepa.
2. Alguien que entienda el valor de lo que está haciendo.
3. Alguien que sea suficientemente maduro y que no se sorprenda.
4. Alguien que conozca al Señor lo suficientemente bien como para reflejar ante usted Su perdón. Puede ser un pastor laico, o un amigo cercano en quien confíe, un consejero cristiano. La mayoría de cristianos genuinos que conozco se honraría en escucharle dar su cuarto paso.
¿Luego que tiene que decir? Encuentre un lugar seguro y haga la lista de su inventario moral y diga, “Solamente necesito a alguien que me escuche dar el cuarto paso en recuperación. Aquí hay unas cosas que sé que están mal en mi vida, esto es lo que he hecho, esto es lo que he sentido. Estos son los hábitos, las heridas, los complejos.”Cada vez que tengo a alguien que me dice, “Lo que estoy a punto de contarle nunca se lo he dicho a nadie en mi vida.” Me emociono tanto porque sé que en el momento en que compartan eso, van a experimentar descanso como
nunca antes lo han experimentado. No se lo tiene que contar a todos, solamente a alguien. Y de repente el secreto que le ha estado enfermando, deja de enfermarle, porque ha comenzado a compartirlo. Recuerde, sea específico. El secreto que más quiera ocultar, es el que más necesita revelar porque ese es el que le sanará, para que así pueda experimentar la gracia de Dios.
¿Cuándo tiene que hacerlo? Tan pronto como sea posible. No postergue. Esta es una de esas cosas – se llevará este sermón a casa, “Voy a pensar acerca de esto por un momento. No lo sé. Actué en los primeros tres.” Quizás todavía no esté listo para dar este paso. Está bien, siga asistiendo. Usted solamente necesita un poco más de dolor. Luego Dios le tendrá listo y una vez que esté listo dará este paso. Pero tan pronto como pueda.
5. Acepto el perdón de Dios y me perdono a mí mismo. Romanos 3:23-24 “Todos hemos pecado.” Todos. Algunos de ustedes se están sintiendo un poco solitarios en este momento. “el pastor me está hablando directamente. El preparó este sermón para mí, lo sé.” No, no lo hice. Todos han pecado. Todos estamos en el mismo barco. Cada semana alguien se me acerca, “Pastor, usted ha estado leyendo mi correspondencia.” No, no lo he hecho. He estado leyendo la mía. Todos estamos en el mismo barco. Los pastores necesitan dar el paso 4. Todos estamos en el mismo bote. Solamente somos un grupo de pecadores. ¿A quién tratamos de engañar? Nadie es perfecto. Todos hemos estropeado algo. Todos hemos cometido errores. Esto no se trata de que alguien sea más correcto que alguien más. Todos tenemos diferentes problemas, solamente áreas diferentes. “Todos hemos pecado, pero Dios nos declara sin culpa si confiamos en Jesucristo quien libremente quita nuestro pecado.”
¿Qué sucede cuando doy este paso? ¿Cómo perdona Dios?
1. Dios perdona instantáneamente. No espera. El momento en que hace esto, usted es perdonado. El nunca nos hace esperar, ni hace que suframos por un momento. Los humanos hacemos eso, pero Dios no hace eso.
2. El perdona libremente. El libremente quita nuestros pecados. Usted no lo merece, no se lo ganó, no puede trabajar por obtenerlo. Es gratis.
3. El perdona completamente. El lo cancela. “No hay condenación para los que viven en unidos a Cristo Jesús.” Por experiencia personal, quiero contarle cuan especial se siente eso, vivir sin condenación.
Siempre rindo cuentas a Dios.

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