lunes, 28 de junio de 2010

La importancia del llamamiento Cristiano

“La importancia del llamamiento cristiano”
“Díganle a Arquipo que se ocupe de la tarea que recibió en el Señor, y que la lleve a cabo”
(Colosenses. 4:17)

Dios sigue llamando hoy a hombres y mujeres. Dios te llama por medio de Jesús para Salvarte, para Santificarte y para que le Sirvas.

Amigo y amiga, permítame preguntarle ¿Es usted salvo? ¡Jesús quiere salvarle HOY!
“Para ejercer el ministerio cristiano es necesario un llamamiento del cielo”.
I. Examinemos algunos llamamientos
A. Dios llamó a Abraham. Su carácter es producto de la absoluta trascendencia e iniciativa de Dios.
B. Dios llamo a Moisés. En este se destaca la misión de guiar al pueblo de Israel.
C. Por ejemplo, Cristo llama a sus apóstoles para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar (Marcos 3:13-14).
D. Sí Dios te ha llamado, sírvele, obedécele y procura ser fiel cada día a él y a Su obra.

II. La trinidad en el llamamiento
A. Dios mismo es el que escoge, porque eres especial. Y porque sabe que tienes las cualidades de ocuparte en la tarea(Juan 1:6).
B. El Espíritu nos escoge para cuidar el rebaño de Dios, el cual ha sido ganado por la sangre de Cristo (Hechos 20:28).
C. Sí Dios te está llamando (SSS), recuerda que esta esperando que respondas.

III. El llamamiento: una moneda de dos caras
A. Dios llama y el hombre responde.
B. Por una parte, el aspecto externo del llamamiento. Viene de Dios, él toma la iniciativa, usa personas y circunstancias.
C. Por otra parte, el aspecto interno. Dios habla a la conciencia, obra por su Espíritu, el Espíritu usa la palabra y obra para convencer.
D. Responder al llamamiento de Dios es un proceso de fe. Recuerda que Él te ha dotado de un gran potencial natural y espiritual.

Conclusión Dios tiene un plan maravilloso para cada uno de ustedes, para cada familia y para esta iglesia. ¿Cómo ajustarse a este plan?¿Por qué ajustarse a este plan? ¡Responda hoy al Señor
Manteniendo la convicción permanente de predicar el evangelio de Cristo. El cual transforma y vivifica al hombre. Cultivando la convicción de debilidad y descanso en el poder de Dios (2ª. Corintios 3:4-6)

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